martes, 15 de septiembre de 2009

Canto de la cabaña con techo de paja

Canto de la cabaña con techo de paja


He construido una cabaña de paja

en la que no hay nada de valor.

Después de comer me echo la siesta.

Cuando acabé la cabaña apareció la mala hierba.

Ahora ha crecido y lo cubre todo.

El hombre de la ermita sin interior ni exterior,

vive en ella apaciblemente.

No quiere vivir donde vive la gente ordinaria.

No le gusta lo que le gusta a la gente ordinaria.

Aunque la choza sea pequeña,

contiene el universo entero.

En unos pocos metros cuadrados

un viejo ilumina las formas y su esencia.

Bodhisatva del Gran Vehículo

tiene una fe absoluta,

sin embargo,

la gente común duda sin poder impedirlo.

¿Perecerá o no perecerá esta cabaña?

Perecedera o no ahí está presente

el maestro original.

No reside ni al norte ni al sur

ni al este ni al oeste.

Enraizado en la perseverancia

no puede ser sobrepasado.

Una montaña iluminada bajo los pinos verdes

no se puede comparar

ni a los palacios de jade ni a las torres bermejas.

Sentado, con la cabeza cubierta, todo en él reposa,

de esta forma, este viejo monje de las montañas

no comprende nada de nada.

Vive ahí donde está

y no hace ningún esfuerzo para liberarse

¿Para qué disponer con orgullo

de un púlpito

para seducir a sus discípulos?

Dirigid vuestra luz hacia el interior

y dad media vuelta.

La fuente infinita es inconcebible.

no puede ser confrontada ni evitada.

Buscad en los antiguos maestros

y permaneced íntimos con su enseñanza.

Atad la hierba loca

y construid con ella una choza.

No la abandonéis nunca.

Dejad pasar los siglos y relajaros completamente.

Abrid vuestras manos

y caminad inocentemente.

Las miríadas de mundos y los infinitos conceptos

sólo existen para liberaos de vuestras trabas y obstáculos.

Si queréis encontrar el inmortal de la choza

no os escapéis aquí y ahora

de este saco de piel.

Sekito Kisen