viernes, 24 de septiembre de 2010

Antonio de nuevo

Caminos

Si buscas caminos en flor
en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.

Ama tu alegría
y ama tu tristeza
si buscas caminos en flor
en la tierra.

Antonio Machado

Natal

REGRESO A MI PAÍS NATAL

El canto de los sempiternos tordos,
las últimas campanadas
que llaman a la novena,
el eco final del reloj dando las ocho de la tarde,
los familiares acentos
de la vecina a sus nietos,
¡amante! ¡ reinón!,

aúna la tarde
en un único punto de encuentro.

Valdovita

SALTAN LAS RANAS EN EL POZO

Saltan las ranas en el pozo de la Valdovita,
suave brisa entre las cañas.

Quiere la tarde que gocemos
dulcerías de septembrinos higos
y pomales
bajo el mismo sol,

este mismo sol
que madura los membrillos
y apacigua la añoranza
de mi corazón.

martes, 21 de septiembre de 2010

Íntimo silencio

DEL ÍNTIMO SILENCIO

A Juan, evidentemente,
con el que tantas veces he hablado de volcanes.


Esta tarde,
ermitaño,
peregrino de la vida,
sin vivir viviendo,
he entrado en tu íntima alcoba
-aún tu aroma entre mis dedos-.
¡Oh sereno silencio!

Abandonado el dolor,
abandonada la duda,
abandonando el amor
y el miedo,
he entrado descalzo
en tu sereno jardín.
¡Oh sereno silencio!

Sin puerta que lo vedara,
sin muros que lo velaran,
sin vallas que lo vetaran,
sin zarzas
que impidieran el paso,
he entrado en tu íntimo huerto.
¡Oh sereno silencio!

Y en tu íntima presencia
nos hemos recreado.

Y ya no éramos ni tú ni yo,
ni todo ni nada,
sólo ese íntimo silencio,
en amor congregado
y en puro amor olvidado,
nada y lo mismo;

lo que siempre hemos sido
sin saberlo,
lo que siempre queremos,
de lo que siempre huimos,
este íntimo silencio.

Hermoso huerto recobrado,
hermoso jardín sin puertas,
hermoso estanque sosegado,
clara fuente de claras aguas,

puro olvido, gozo, íntimo silencio.

Y a lo lejos ,
florecían amarillas las ulagas
y maduraban sus flores azules los romeros
y era abril;

y tarde en la tarde
el largo crepúsculo de miradas recobradas
nos recobraba.

abandonadas las pieles,
entregados huesos y médulas
a los pies de la diosa.

Sin nada que buscar,
sin nada que alcanzar,
sin nada que abandonar;

sólo pura presencia
en lo que era y no era.

¡Oh íntimo silencio!