REGRESO A MI PAÍS NATAL
El canto de los sempiternos tordos,
las últimas campanadas
que llaman a la novena,
el eco final del reloj dando las ocho de la tarde,
los familiares acentos
de la vecina a sus nietos,
¡amante! ¡ reinón!,
aúna la tarde
en un único punto de encuentro.
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