VIII
A
Descalzos
recorrer esta ciudad,
pero ya no a cuerpo abierto.
Con cierta precaución
recorrerla
aún sabiendo
que aquí sería bueno vivir
-sería un buen lugar
para vivir
la propia vida-
para gozar
el gozo
de encontrarse uno mismo
en soledad
y pronto
estar expuesto
a los vaivenes
ritmos
y alientos de la vida,
a la soledad
que sin amor a la tierra
se hace desolación,
a la búsqueda
y al posible encuentro,
a la huida y al refugio,
al uno mismo
en lo cosmopolita
y la individualidad,
en
la sutil raya que separa
la luz de la sombra,
que se hace certeza
en el crepúsculo:
puerta entre dos
mundos
B
aparentemente distintos
aparentemente contradictorios
aparentemente destructores,
¿dónde está mi/tú
línea de sombra?
¿cuál el filo
de tu navaja?
¿cuál tu paso firme
que te permite cruzarla
y descruzarla
y cruzándola
descubrir
su mudo dolor?
C
Puedo recorrer descalzo esta ciudad
y las cámaras me filmarán
a cada paso
pero no filmarán
mi cuerpo abierto
que se ha cerrado
su línea de sombra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario